La mayor apuesta del humanismo está en la educación: una que retoma y reformula los tres objetivos de la Paideia griega: la verdad, la belleza y la justicia.
El ejercicio de la memoria para la reconciliación, la formación en la justicia restaurativa y en la crítica de sí mismo, son condiciones insoslayables en la educación para la paz.
Si las instituciones se convierten en espacios de cooperación, de democratización de las relaciones, será posible que emerjan sentimientos altruistas y de responsabilidad social.