La docencia como práctica social compleja y formal asume el importante encargo de configurar una especie de bisagra o punto de unión entre los seres humanos y la realidad.
Ser docente requiere una responsabilidad social y una multiplicación de compromiso para generar compromiso, apropiación del conocimiento y su proceso de aprendizaje.
Logré vincular el aula y la comunidad rural a través de expediciones que marchaban tras la huella de la cultura local en tertulias de lectura que se convirtieron en lugares de encuentro entre los padres, los hijos, los textos y la escuela.