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La historia local como estrategia pedagógica para la enseñanza de las ciencias sociales

Se toma la investigación como estrategia de aprendizaje fundamental para poco a poco pasar de la apatía, la negligencia y el rechazo por las Ciencias Sociales, hacia la curiosidad y los deseos de conocer más y socializar temas que surgen de la iniciativa y el interés de los estudiantes.

Julio 1, 2015

Claudia Liliana Monroy Hernández
Maestra destacada
Premio Regional, 2011.
Ciencias Sociales
I.E Julia Flores, Guateque

Propósito

A través de prácticas investigativas y pedagógicas, lograr que los estudiantes se apropien de su localidad por medio de su historia, cultura, economía y contexto político y social, para construir conocimientos que los conduzcan a una participación real y a la apropiación de su formación y entorno.

Estrategia

Se trata de dejar a un lado la idea de que la historia y la geografía se aprenden mediante la memoria, la repetición y la acumulación. Desde este marco conceptual, se toma la investigación como estrategia de aprendizaje fundamental para poco a poco pasar de la apatía, la negligencia y el rechazo por las Ciencias Sociales, hacia la curiosidad y los deseos de conocer más y socializar temas que surgen de la iniciativa y el interés de los estudiantes. Realizar trabajo de campo, tomar fotos, hacer entrevistas, investigar en libros viejos, preguntar a los ancianos y revisar archivos, hacen parte de las actividades que incluye la propuesta. 

Logros

En cuanto a lo disciplinar, los estudiantes logran acercarse a las metodologías propias de las Ciencias Sociales; investigar cobra sentido y aprenden y construyen su propia historia a partir de las preguntas que salen del aula y que son de su interés. El fortalecimiento identitario local resulta significativo, gracias a lo cual se puede reconocer, por ejemplo, el impacto de los europeos en la consolidación social y cultural del pueblo, lo que determina, entre varios aspectos, qué rasgos se mantienen vigentes. El proyecto fue seleccionado y asesorado por la Universidad Industrial de Santander.

¿Qué la llevó a formularse preguntas sobre su práctica pedagógica?

Ser maestro es mucho más que un trabajo, una profesión o una decisión. Es un gran desafío que implica sacudir mentes, pulir almas y acariciar sentimientos. Desde este reconocimiento, lo primero que me hizo preguntarme sobre mi quehacer pedagógico fue ver en mis estudiantes cierto desinterés por el área de ciencias sociales: ¿por qué?, ¿qué está pasando?, ¿en qué estoy fallando? y sobre todo, ¿qué debo hacer?, ¿cómo hacer de nuestro contexto local la principal fuente de estudio y el elemento para fortalecer nuestra identidad? En este sentido, enseñar y aprender las ciencias sociales desde lo propio, desde lo real, desde nosotros mismos, se constituyó en la oportunidad para crear un espacio, un proyecto o una estrategia que nos una y lleve a trabajar como iguales en torno a la construcción del saber. 

¿Explíquenos cómo estas preguntas la llevaron a transformar su quehacer en el aula?

Repensar nuestro papel como docentes nos conduce a cuestionarnos a diario, a mejorar en nuestras prácticas y a entusiasmarnos con la idea de preguntar, investigar, crear y hacer de ese espacio que llamamos aula de clase, un laboratorio de experiencias; un lugar que traspasa las cuatro paredes y que nos abre nuevas posibilidades de conocimiento, de amistad, de compañerismo y de solidaridad. Cuando logramos romper esas prácticas tradicionales y movernos por escenarios que se han construido en unión con los estudiantes, bajo una idea o un proyecto que nos involucra y articula como grupo, podemos encontrar que hay quienes piensan diferente, tienen otros intereses, les gustan otras cosas y que entre tantas posibilidades y dificultades nos hacemos más grandes y sobre todo, más humanos. 

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Martial Heriberto Rosado Acosta
Gran Maestro Premio Compartir 2004
Sembré una semilla en la tierra de cada estudiante para que florecieran los frutos del trabajo campesino en el campo que los vio nacer