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Lifelong learning: de una carrera de cuatro años a una educación para toda la vida

Fomentar en los estudiantes la capacidad de aprender a aprender cuando salgan al mercado laboral será vital para su futuro.

Octubre 9, 2019

En el pasado, una formación universitaria era suficiente para encontrar un trabajo estable que permitiera independizarse económicamente. Esta fórmula —ve a la universidad, estudia, gradúate y consigue un trabajo— funcionó para muchas generaciones, pero la realidad hoy en día es más compleja. Actualmente un gran número de graduados universitarios están afrontando dificultades para independizarse económicamente de sus padres. Según la Organización Internacional del Trabajo, en el 2017 la tasa de desempleo mundial se situó en 5,6 % y el número de desempleados ascendió a 192 millones (OIT, 2018). Una investigación realizada por el National Bureau of Economic Research encontró que solo el 50 % de los nacidos en 1984 ganaba más que sus padres, en contraste con el 90 % de los estadounidenses nacidos en 1940 (Chetty et. al, 2016). Esta problemática mundial aunada a la brecha de habilidades que se ha desencadenado por el rápido ritmo de los avances tecnológicos ha llevado a que personas que ya cuentan con estudios universitarios tengan que volver a la escuela para capacitarse, ya sea a través de un posgrado o cursos de especialización en habilidades específicas demandadas por el mercado laboral.

Si a esto agregamos que la esperanza de vida ha aumentado en la mayoría de los países, no solo nuestro tiempo de vida se está alargando, con ella también los años que estaremos activos profesionalmente. De acuerdo con datos de la OCDE, la esperanza de vida al nacer en países como Japón, Estados Unidos y Corea del Sur, es hoy mayor a los 75 años (OECD, 2017). El Centro para Envejecer Mejor del Reino Unido pronostica que para 2024 habrá en Reino Unido 18 millones de personas mayores de 60 años. Una niña nacida hoy, tiene un 50 % de probabilidad de vivir hasta los 100 años (Centre for Ageing Better, s.f.). Vivir un centenario también implicará que nuestras vidas laborales se extiendan.

El incremento de la esperanza de vida y los procesos de reconversión en el mundo laboral han dado como resultado que un gran sector de la población adulta mayor sea laboralmente activa. Esto hace necesario que tanto gobiernos como universidades se den a la tarea de ofrecer a estas personas programas académicos que las ayuden a seguir activas social e intelectualmente. En España, donde la población adulta de 65 años y más supera el 18,7 %, son comunes las “Universidades para mayores”. En Madrid, la Universidad Complutense ofrece a través de la Universidad para los Mayores programas académicos iniciales y de especialización para adultos mayores de 55 años. Por su parte, la Universidad de Barcelona cuenta con la Universidad de la Experiencia, la cual tiene una oferta de programas universitarios integrados para personas mayores de 55 años que tiene como objetivo la formación a lo largo de toda la vida. Otro ejemplo es la Universitat per a Majors, de la Universitat Jaume I, la cual está dirigida a personas mayores de 55 años que desean continuar sus estudios y ampliar sus conocimientos generales. En un futuro donde los alumnos nunca terminen su formación y se vean obligados a regresar constantemente a la escuela cuando necesiten reforzar sus conocimientos y aprender nuevas habilidades, las universidades tendrán un papel fundamental, no solo en la formación de la población joven sino también de la adulta, quienes, al alargarse la esperanza de vida y los años de actividad profesional, se verán obligados a regresar a la escuela para actualizarse.

Uno de los mayores esfuerzos que se está haciendo actualmente para fomentar el aprendizaje a lo largo de la vida lo está llevando a cabo el gobierno de Singapur a través de la iniciativa SkillsFuture, la cual busca impulsar y fomentar el aprendizaje continuo en sus ciudadanos. En una reciente entrevista para el Times Higher Education, Tan Thiam Soon, presidente del Instituto de Tecnología de Singapur, indicó que esta iniciativa busca “brindar a los ciudadanos las oportunidades para desarrollar su máximo potencial a lo largo de la vida”1. Citando al futurista Alvin Toffler, Tan Thiam Soon indicó que la capacidad de “aprender, desaprender y reaprender”2, será vital para el futuro.

Esta habilidad puede ayudar a combatir el problema de la brecha de habilidades. Si fomentamos en los estudiantes la capacidad de aprender a aprender cuando salgan al mercado laboral y busquen actualizarse, este proceso no les será difícil si ya lo han hecho desde su formación. Si además fomentamos el placer de aprender por amor al conocimiento, el proceso se verá como una parte natural de la vida profesional. Hasta ahora hemos visto cómo los cambios económicos y sociales de la última década han afectado profundamente la realidad de los estudiantes universitarios quienes tienen que estar preparados no solo para un mundo volátil, complejo e incierto, sino para cambios radicales y sin precedentes que veremos en los próximos años. ¿Están preparadas las universidades para estos cambios?

  1. Véase Ross, J. (2018). Lifelong learning vital for Singapore to avert ‘bleak’ future.
    Times Higher Education. Recuperado de https://www.timeshighereducation.com/news/lifelong-learning-vital-singapore-avert-bleak-future
  2. “El analfabetismo en el siglo XXI no significa no saber leer ni escribir, sino ser incapaz de aprender, desaprender y reaprender” (Toffler, 1970).

 

Artículo publicado por el Observatorio de Innovación Educativa, del Tecnológico de Monterrey, bajo licencia Creative Commons.

 


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Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.