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¿Es posible cambiar imaginarios de violencia en estudiantes?

Como maestros, tenemos la posibilidad de cambiar el futuro a través de la responsabilidad que tenemos con la generación que estamos formando.

Noviembre 25, 2019

“La paz no es la ausencia de guerra, es una virtud, un estado de la mente,
una disposición a la benevolencia, la confianza y la justicia”.

Baruch Spinoza

 

Vivimos en una sociedad donde se ha legitimado la violencia como medio para imponer ideas, como forma para reclamar derechos negados, como estrategia para silenciar atropellos que atentan contra la vida. Tan apropiados tenemos los imaginarios de violencia en Colombia que votamos en contra de acuerdos de paz. En esta línea, hoy llegan a los centros educativos niños y jóvenes que han aprendido a solucionar dificultades con violencia, en algunos casos se considera normal y surge entonces la pregunta: ¿pueden los niños y jóvenes cambiar los imaginarios de violencia por imaginarios de paz?

Para responder a la pregunta mencionada, parto de la experiencia de trabajo en educación pública y privada, observando como constante que niños y jóvenes que son violentos en la mayoría de los casos proceden de hogares disfuncionales, condiciones económicas precarias y poca motivación para luchar por su futuro, igualmente proyectos de vida no elaborados. Para algunos de ellos la convivencia diaria en el espacio escolar les resulta un poco compleja, ya que han aprendido a reaccionar negativamente frente al conflicto y al mismo tiempo se encuentran con dificultad para seguir instrucciones. Vale la pena mencionar a Osorio, F. (2006), quien expresa que la violencia escolar siempre ha existido a través de diferentes expresiones, pero está en los centros educativos el poder cambiar los imaginarios de violencia por imaginarios de paz.

Lo anterior plantea un reto para la educación, pues como instituciones educativas una de las tareas es formar ciudadanos de bien, sin embargo, como docentes no siempre sabemos generar estrategias que lleven a desaprender actitudes violentas por nuevas formas de solucionar los conflictos de manera pacífica. Como docentes y maestros debemos estar convencidos que detrás de cada estudiante con dificultades tenemos a seres humanos con posibilidades de cambio. En este sentido me atrevería a decir que, para cambiar imaginarios de violencia de niños y jóvenes, los adultos tenemos que cambiar el imaginario de lo imposible y como maestros creer que podemos llegar a los niños y jóvenes desde el corazón, reconociendo siempre el valor de cada persona. En este sentido, podríamos hacer nuestra labor docente más gratificante, porque no solamente orientamos al conocimiento, sino que también orientamos para la vida como valor principal.

Para concluir, la tarea de cambiar los imaginarios de violencia en niños y jóvenes por imaginarios de paz (creando la cultura de la noviolencia) sí es posible. Como maestros, tenemos la posibilidad de cambiar el futuro a través de la responsabilidad que tenemos con la generación que estamos formando, pues estamos preparando a una generación que puede cambiar la sociedad a partir de una realidad más justa y humana.

 

Referencias

Osorio, F. (2006). Violencia en las escuelas. Un análisis desde la subjetividad (1 ed.). (C. d. didáctico, Ed.) Buenos Aires, Argentina. Obtenido de http://pdfhumanidades.com

 


Imagen Timothy Eberly on Unsplash

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Docente de educación religiosa y ética en el colegio Juan Rey IED en Bogotá.
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Fabián Moisés Padilla De la Cerda
Gran Maestro Premio Compartir 2016
Logré que el aprendizaje del inglés se convirtiera en una alternativa para la construcción de un proyecto de vida y el mejor aprovechamiento del tiempo libre