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La docencia, una profesión apasionante
Ser maestro es saber corregir, guiar y acompañar pero, sobre todo, es superar miedos y asumir retos.
Un verdadero maestro no se limita a conocer los contenidos de una asignatura, por el contrario conoce a cada uno de sus estudiantes; lo anterior permite entender que la docencia más que impartir conocimientos, es convivir con quienes se encuentran en el aula, conociendo sus gustos, aceptando sus diferencias para brindarles una formación integral.
Ser maestro es una vocación con la que muchas personas nacen, pero muy pocas la desarrollan debido a los retos y desafíos que esta trae. Esta profesión no es fácil pero tampoco imposible, trae consigo cantidades de responsabilidades, pero también momentos que jamás serán borrados de la memoria de quien sabe aprovechar cada situación que se vive en el aula y fuera de ella.
Uno de los placeres más bonitos que he vivido como maestra es saber que a cada escuela a donde me dirijo a realizar mis practicas creo afectos grandes con los niños y esto no es debido a mi manera ser sino a mi manera de enseñar, de hacer llegar a ellos los conocimientos y sobre todo permitirles vivir dentro de cada actividad una experiencia única, en donde aprendan a trabajar en equipo y a aceptar las diferencias de sus compañeros.
Como estudiante y maestra en formación muchas veces he sentido miedo por cometer un error al enseñar e incluso cuando en mis primeras prácticas pedagógicas en la I.E.D. Bonda sede 3 “San José de los Laureles”, escuela rural, ubicada en el corregimiento de Bonda, desconocía el lugar y no sabía realmente que iba a hacer con esos niños, pero al llegar al aula me encontré con una realidad diferente, los estudiantes son muy afectuosos, la bienvenida fue muy gratificante y durante toda mi estadía en este lugar me enseñaron sobre su estilo de vida.
Algo significativo es que cada práctica me hace mejor maestra, me ayuda a corregir errores, a mejorar mis estrategias de enseñanza y es precisamente por cada una de esas mejorías que cada vez reafirmo mi decisión de ser maestra, porque entendí que cada vez que llego al aula encuentro un mundo diferente en cada uno de mis estudiantes y soy consciente que puedo hacer parte de él desde la manera en que aporte en la vida de ellos.
Como maestra he entendido que la educación no es dar una clase o realizar una actividad, la educación es formar ciudadanos para el hoy y para el mañana y que un maestro desde sus prácticas es capaz de cambiar la realidad; comprendí que educar es dejar huellas en cada una de las personas que hacen parte de nuestro recorrido como docentes y que para lograr esto se necesita amor por lo que se hace, paciencia y mucha dedicación.
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