Poder llegar a concebir el mundo, la realidad y el universo como un pensamiento y no como una máquina.
Pareciera que, poco a poco, la universidad y la educación han ido perdiendo su protagonismo.
En la sociedad del nuevo milenio, la riqueza consiste en la producción y adquisición equitativa del conocimiento a través de nuevas concepciones en formación y ciencia.