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Tres maestros de lujo

Noviembre 24, 2009
Noviembre 2009

 

Sólidos conocimientos disciplinares y pedagógicos; generación de espacios democráticos en el aula y permanente revisión de sus prácticas pedagógicas son, ni más ni menos, cuatro condiciones que comparten Martha Lucía Guzmán Rivas, Yolanda Pérez Porto y Edgar Uriel Tinoco Ramírez, los tres Maestros Ilustres 2009.

Perfil de un buen maestro

Sólidos conocimientos disciplinares y pedagógicos; generación de espacios democráticos en el aula y permanente revisión de sus prácticas pedagógicas son, ni más ni menos, cuatro condiciones que comparten Martha Lucía Guzmán Rivas, Yolanda Pérez Porto y Edgar Uriel Tinoco Ramírez, los tres Maestros Ilustres 2009. Palabra Maestra conversó con las especialistas que evaluaron  estas propuestas, quienes las leyeron por primera vez, las volvieron a estudiar para ponerlas a consideración del Comité y las mismas que apoyaron las visitas hechas por el equipo central del Premio. He aquí una síntesis de las propuestas y de lo que dijeron.

Martha Lucía Guzmán Rivas

Instituto Distrital Colsubsidio Nueva Roma, Bogotá

Su propuesta de educación para la inclusión se denomina “Educación para el desarrollo humano a partir de la formación para el trabajo”. Su objetivo es generar las condiciones necesarias para que niños, niñas y jóvenes con necesidades educativas especiales –NEE– puedan desarrollar y asumir proyectos de vida dignos y autónomos.

Evaluadora de la propuesta

 

Solángel Materón, licenciada en Educación Especial, especialista en Gestión y Gerencia de Proyectos Educativos Institucionales; lleva dos años como evaluadora del Premio.

Sólidos conocimientos disciplinares y pedagógicos

Martha Lucía conoce muy bien los aspectos cruciales en los que debe trabajarse para que la inclusión de estudiantes con NEE se haga realidad, pues conoce los puntos débiles que esta tiene en la actualidad, por ejemplo el manejo de los ritmos de aprendizaje, las transiciones de un grado a otro y las oportunidades de los egresados de desempeñar una labor que les permita cierto grado de independencia. Por eso, ha diseñado su propuesta en consecuencia con ello.

 

 
Como educadora especial egresada de la Universidad Pedagógica Nacional, esta docente parte de un estudio muy profundo sobre las características de cada estudiante que requiere atención particular, de lo cual deriva un plan de desarrollo individual basado en la metodología de aprendizaje activo de Freinet en el cual la interacción entre quienes tienen alguna discapacidad y quienes no la tienen es fundamental. Así mismo, apoyada por distintos docentes, hace un seguimiento riguroso a cada estudiante.

 

Como profesora de lenguaje con grupos de 30 a 40 estudiantes, acude a didácticas que promueven aprendizajes significativos y responden a los diversos ritmos; de manera permanente adapta sus estrategias para lograr que los cuatro o cinco niños con discapacidades que tiene a su cargo vivan procesos de aprendizaje junto con los demás.

 

 

Otro de los puntos neurálgicos en el trabajo con estas poblaciones es el vacío que hay entre la finalización de la secundaria y el ingreso al mundo laboral. La propuesta de esta maestra incluye acuerdos con el Sena que ofrecen capacitación específica en las áreas de farmacología, ebanistería, etc., adecuados a las discapacidades propias de los estudiantes.

 

 

Finalmente, algo muy impactante, es que Martha Lucía diseñó una propuesta que ha logrado convertir en política institucional y que contempla los diferentes aspectos que deben conjugarse para lograr que estudiantes con NEE desarrollen habilidades en un ambiente de seguridad y confianza: trabajo con padres de familia y docentes, seguimiento individual, acuerdos con entidades de educación técnica, ambiente escolar de inclusión, diseño de didácticas adecuadas.

 

 

Generación de espacios democráticos en el aula

 

 

Un asunto clave en la inclusión es el papel que cumplen los pares. En la propuesta de Martha Lucía estos son efectivamente un respaldo fundamental, empezando porque no descalifican a quienes no van al mismo ritmo y más bien los apoyan. Eso es respeto a la diferencia y es clarísimo en el trabajo de esta maestra. Hablamos con estudiantes que no tienen discapacidad y les preguntamos por las apreciaciones que tenían de sus pares con NEE y fue sorprendente cómo se refirieron a ellos con mucha naturalidad, sabiendo qué tienen, pero convencidos de sus capacidades. Aparte, en las horas de descanso se palpa una integración que no es discriminatoria, las dos niñas que ayudan a una compañera a subirse al columpio o la ayuda que le brindan a un niño en sillas de ruedas para que pueda acceder a la tienda, muestran que están todos en el mismo lugar apoyándose mutuamente. El resultado colectivo es importante, que a todos les vaya bien es a la vez estimulante para todos.

 

 

Estos procesos de inclusión llevan a los miembros de la comunidad educativa a comprender no solo que todos son diferentes, sino que también, aunque no tan evidentes, cada quien tiene discapacidades… así se replantea el concepto y se combate la exclusión.

 

 

Permanente revisión de sus prácticas pedagógicas y los avances de los estudiantes

 

 

El seguimiento uno a uno que hace esta maestra es absolutamente sistemático y está al servicio de introducir cambios en la relación que todos establecen con quienes tienen NEE: los papás, los profesores, los compañeros y ella misma. Aparte es un sistema tan bien organizado, que cuando los niños avanzan de un grado a otro, los nuevos profesores pueden comprender el proceso que sigue el chico y hacer las adecuaciones necesarias al nivel en el que se encuentra.

 

 

Yolanda Pérez Porto

 

 

Inem José Manuel Rodríguez Torices, Cartagena, Bolívar

 

 

“El patrimonio cultural y natural en manos de los patrimonitos” es una propuesta de educación artística encaminada a que estudiantes de décimo y undécimo grado alcancen un alto nivel de comprensión y valoración de los bienes locales, nacionales y mundiales que son patrimonio de la humanidad, y a la par desarrollen su sensibilidad estética, creatividad y expresión artística.

 

 

Evaluadora de la propuesta

 

 

María Elena Ronderos, artista plática con una licenciatura en educación y una maestra en sociología de la educación.

 

 

Sólidos conocimientos disciplinares y pedagógicos

 

 

Yolanda tiene un conocimiento profundo sobre el patrimonio arquitectónico; lleva treinta años estudiando la Cartagena antigua y desde el año 84 cuando fue declarada patrimonio de la humanidad, fundó su cátedra que es en artes pero que hasta el año pasado llamaba “Vigías de Patrimonio”.

 

 

Sus estudiantes más que datos y cifras, tienen una gran sensibilidad hacia el tema porque la viven, dominan conceptos universales e integradores en lo referente a las artes, y sus concepciones del ser humano y del mundo son bastante amplias. Creería que la clave está en que esta maestra no subvalora la historia, como lo hace la mayoría de docentes de arte, muy por el contrario, para ella esa es la piedra angular de su propuesta y de manera permanente hace referencias geohistóricas. Unido a ello, los estudiantes alcanzan un alto nivel de desarrollo del lenguaje.

 

 

Yolanda sigue un camino propio que dista de formas tradicionales de enseñar artes; parte de los conceptos para luego vivenciarlos, hace un proceso analítico, no sintético como es lo propio del arte y le funciona maravillosamente bien. Estimula mucho la imaginación de sus estudiantes antes de que vivan la experiencia directa con un bien arquitectónico y lo maneja asociándolo a los conceptos; las clases son un verdadero ejercicio de reflexión histórica alternada con ejercicios de expresión plástica. Es muy recursiva: acude al videobeam, búsquedas en internet, debates, maquetas, mapas, láminas, simulación de escenarios históricos y registros en cuadernos de bitácora. Los trabajos de los muchachos –dibujos, pinturas, maquetas, vitrales, cerámicas, esculturas– son de gran calidad en el manejo de la técnica, en la composición, en el sentimiento que tienen. Eso se puede apreciar en las producciones que están en Archivo Histórico, enorme salón donde ha guardado de manera muy organizada la memoria de tantos cursos.

 

 

Aparte, esta docente comprende a cabalidad la importancia de abordar de manera interdisciplinaria su asignatura, así que según lo que esté trabajando, involucra a colegas de otras áreas. Además ha considerado importante introducir conceptos de patrimonio vivo, así que ha empezado a tratar temas de cocina con ayuda de los padres de familia y a trabajar con el profesor de música.

 

 

Compromiso con el entorno

 

 

Los estudiantes de Yolanda cumplen la función de guías turísticos cuando van personalidades a la ciudad, a solicitud de la Alcaldía de Cartagena, y también lo hacen por pedido de los turistas que encuentran los días sábados cuando hacen prácticas en la ciudad amurallada, que valga decirlo, no queda muy cerca de sus casas ni de la institución educativa, lo que les implica pagar transporte de sus bolsillos. La labor que hacen estos vigías del patrimonio es conocida por todos en la ciudad.

 

 

Hace un par de años, luego de que sirvieron de guías turísticos de los asistentes al Encuentro Latinoamericano de Ministros de Educación, fueron invitados por la Unesco a España a divulgar su experiencia, toda vez que esa entidad tiene justamente un programa llamado “Patrimonitos de la Unesco”. Por cuenta de ello Yolanda y algunos de sus estudiantes estuvieron en Bolivia y en Perú compartiendo la experiencia.

 

 

Esta maestra definitivamente quiere lograr un impacto que va más allá de su institución, donde de por sí ya ha conseguido cambios, por ejemplo en la metodología del colegio, para obtener una mayor integración curricular pues los niños y jóvenes no son pedacitos regados por todos lados. Aparte, el Rector manifestó que había hecho una alianza con el Inem de El Tunal en Bogotá para propiciar un intercambio de metodologías.

 

 

Permanente revisión de sus prácticas pedagógicas

 

 

Todos los años, con base en las evaluaciones que le hace a sus estudiantes, Yolanda modifica su programa; así fue involucrando poco a poco las otras áreas del currículo. Además, hace una continua actualización de sus conocimientos y de lo que sucede respecto a la protección del patrimonio cultural, lo que redunda en transformaciones en su quehacer docente.

 

 

Edgar Uriel Tinoco Ramírez

 

 

Colegio José Eusebio Caro, de Ocaña, Norte de Santander

 

 

Si hay un nombre bien puesto es, “Por un aula donde todos aprendan”, como llamó a su propuesta pedagógica Edgar Uriel, docente de química en décimo y undécimo. Eso es lo que él busca y lo que logra al punto de que sus alumnos están por encima del promedio nacional, como lo indican los resultados Icfes. Guiado por una serie de preguntas generadoras, cada estudiante sigue su ruta de conocimiento, apoyándose en los demás y en el docente que es un apasionado por la química y muy conocedor de la disciplina.

 

 

Evaluadora de la propuesta

 

 

María Martínez Agüero, bióloga con maestría en Educación de la Universidad de los Andes

 

 

Sólidos conocimientos disciplinares y pedagógicos

 

 

Como resultado de sus largos años de experiencia, Edgar Uriel identificó un problema muy frecuente en la enseñanza de la química: que los estudiantes no aprenden al mismo ritmo y que la clase suele planearse para el promedio del curso, lo cual quiere decir que hay un grupo que no entiende nada y otro que se aburre porque entiende demasiado rápido y termina penalizado pues no puede seguir avanzando hasta que el promedio entienda. Él hace un cambio total de la metodología; le apuesta a que todos pueden aprender química, reforzando a unos, estimulando a otros y sobre estimulando a los buenos, entre quienes, dicho de paso, hay varios que han obtenido premios nacionales y latinoamericanos de química. El docente maneja entonces, a la perfección, varios grupos de manera simultánea, y aunque trabajan el mismo tema, lo hacen en niveles de profundización diferentes. No obstante, garantiza que todos aprenden más que lo básico y eso él lo puede demostrar con los niveles de Icfes.

 

 

Además, como químico es excelente; esto se observa no solo en las explicaciones que da y el apoyo que ofrece a los muchachos cuando están haciendo un experimento, sino también en el dominio que tiene de los recursos tecnológicos con que cuentan (tablero electrónico, cámaras, computadores, internet con tutoriales, videos, etc.) y cómo se vincula con el entorno para potenciarlo como escenario de aprendizaje; por ejemplo cuando lo visitamos había recogido unos datos de precipitación (nos mostró los niveles de pH de las muestras de esos días) y tenía una cita con la secretaría de Agricultura para determinar cuál era la fábrica responsable de la emisión de partículas contaminantes que le dan un sabor picante al agua lluvia.

 

 

Otra clave de la propuesta de Edgar Uriel y que denota su profundo conocimiento disciplinar y didáctico es que no toma a la ligera las bases de la química. Su éxito está en que a diferencia de otros maestros de química, le gasta una gran parte del tiempo a lo básico y una vez que los estudiantes lo han entendido les queda más fácil asimilar conceptos más complejos. Para este docente es clave que los estudiantes comprendan el lenguaje de la química.

 

 

Generación de espacios democráticos en el aula

 

 

Además de química, los estudiantes aprenden otras cosas incluso más importantes para la vida, entre ellas saber que hay otra persona que me puede ayudar a solucionar un problema que tengo y acudir a ella. Otra cosa muy importante que logra este profesor es que el buen estudiante no es penalizado ni discriminado por ser bueno y lo consigue al otorgarle un rol de facilitador de la comunicación, de asumir la responsabilidad de explicarle a los que no han entendido los procesos, los mecanismos y las cosas químicas que están trabajando.

 

 

Es de verdad impactante entrar a un salón de décimo grado y ver a los muchachos trabajando en paz, contentos, en silencio, en el diálogo propio de un trabajo científico, respetuosos de los conocimientos propios y de los de los demás.

 

 

Permanente revisión de sus prácticas pedagógicas

 

 

Edgar Uriel tiene clase tres veces a la semana con cada grupo y hace en todos ellos mínimo una evaluación semanal que no califica sino que analiza para saber cómo van sus estudiantes, para establecer los conceptos que ya manejan, los que están flojos y los que aún no han adquirido. A partir de allí reformula el trabajo con cada grupo y luego devuelve las pruebas revisadas; como no tienen un impacto sobre la nota, los jóvenes las contestan de manera honesta. Aparte de eso, hace evaluaciones bimensuales.

 

 

Compromiso con el entorno

 

 

“El profe se ha vuelto más recursivo, ahora hay más cosas en la que los papás nos podemos involucrar”, nos dijo una madre de familia a quien entrevistamos, y que tiene una hija estudiando química en la Universidad Nacional en sexto o en séptimo semestre, y un hijo en décimo grado con Uriel.

 

 

Por otra parte, La Alcaldía de Ocaña está interesada en el asunto del aula virtual y está terminando de poner red de internet inalámbrica para todo el municipio; este docente ha incentivado la adquisición de computadores en las familias y junto con el profesor de sistemas les han dado clases de sistemas a los papás, para que no consideren el computador como una cosa rarísima que solo el muchacho puede usar. Otra forma de integrar las familias al aprendizaje de sus hijos es mediante tareas que ellos tienen que resolver en compañía de sus papás, con la abuelita o con quien vivan.

 

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Irma María Arévalo González
Gran Maestro Premio Compartir 2002
Ofrezco a cada uno de los alumnos un lápiz mágico y los invito a escribir su propia historia enmarcada en los cuentos y leyendas de su cultura indígena.