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Enfoques de la educación y el teatro escolar

Las prácticas educativas en la sociedad de la información apuntan a un ejercicio pedagógico que parta de saberes y experiencias en el ámbito local como ciudadanos del mundo.

Julio 2, 2019

Se han realizado diversas reformas educativas en las que se plantea la educación como una práctica de la libertad, la transversalidad de la educación, la interdisciplinariedad, la multiculturalidad en el proceso educativo, la apertura de espacios no formalizados en la educación. Esto con la finalidad de lograr alumnos que se asuman como sujetos del conocimiento y superen la posición pasiva de la educación tradicional como meros repetidores de datos, la formación de estudiantes críticos, reflexivos capaces de transformar su contexto.

Las prácticas educativas en la sociedad de la información apuntan a un ejercicio pedagógico que parta de saberes y experiencias en el ámbito local como ciudadanos del mundo. “El arte es una pedagogía realmente populizadora de los conocimientos” Lens (2001) Si bien tomamos aspectos de la educación, positivista, constructivista, o los ensayos de la educación humanista o la pedagogía crítica, en cada uno de estos ámbitos el teatro resulta una poderosa estrategia educativa para desarrollar potencialidades.

Los sistemas educativos en Latinoamérica siempre han sido cuestionados porque no han estado a la vanguardia del desarrollo tecnológico, porque obedecen a líneas de pensamiento contrarias al espíritu de nuestras naciones, porque han sido recetas que se han aplicado a nuestros pueblos y cuyo resultado ha sido una sociedad individualista, centrada en el consumo. A pesar de que los datos de CEPAL muestran un incremento del acceso a la educación a partir de los años noventa, persisten amplios grados de desigualdad en las poblaciones de los países más pobres. El acceso al conocimiento ha sido limitado, pero con el desarrollo de las tecnologías de información este factor se ha equilibrado un poco.

La sociedad contemporánea es denominada como la  sociedad del conocimiento. Para Peter Drucker, en su obra La sociedad postcapitalista, el verdadero recurso dominante y factor de producción absolutamente decisivo no es el capital ni la tierra, sino el conocimiento.

Hasta finales de los ochenta antes de aparecer el fenómeno de la globalización, los seres humanos podían vivir con un bajo nivel de conocimiento. El cambio ha sido acelerado y para el futuro próximo quien no disponga de una buena educación estará limitado a llevar una vida de duros trabajos y pobreza extrema.

“En cierto sentido las escuelas están llamadas a jugar un papel nuevo en el siglo, el papel que jugaron las fábricas al comienzo del siglo que muere, pues el saber se constituye en el bien de consumo más valioso” Pérez Esclarín (1998).

 

La fábrica representó el eje de desarrollo de las naciones industrializadas a comienzos del siglo XX, corresponde ahora a la escuela ser el punto de transformación y desarrollo de las sociedad contemporánea.

Estas reflexiones nos llevan a orientar nuestros sistemas educativos dentro de un esquema que promueva la construcción social de los conocimientos, que permita desarrollar el potencial creativo de los seres humanos, que impulse la integración latinoamericana y del Caribe, que forme para el trabajo liberador con una perspectiva integral a través de políticas de desarrollo humanístico, tecnológico, científico…, con vinculación al desarrollo endógeno de nuestras regiones. Desde estas realidades el teatro en la escuela es una poderosa herramienta para activar nuevos procesos de enseñanza en la escuela.

“No hay practica sin teoría posible, y en el teatro finalmente todos se reduce a algo práctico y aplicable y en la escena, sino estaríamos ante una verborrea inútil y perversa”.

Desde la óptica de la pedagogía critica, el maestro anima a sus estudiantes para que generen respuestas liberadoras tanto a nivel grupal como individual, que conlleven a cambios en las condiciones de vida actuales. Cuando el docente elige un texto teatral que ambienta una temática determinada, se abren espacios de discusión. La obra siempre se ubica en un tiempo y en un contexto; sobre estos tópicos giran los personajes.

A lo que surgen las preguntas ¿cómo era ese tiempo?, ¿cómo vivía la gente?, ¿qué representa tal personaje?, ¿en qué lugar ocurren los hechos?, ¿cómo hacer la representación? El tema se aborda desde la realidad que viven los personajes. Entonces se activa la imaginación y se empiezan a obtener diversas respuestas creativas sobre los mismos personajes y sobre lo que trata la historia que se quiere contar en escena. Allí comienza a generarse una reflexión crítica del mundo que rodea al estudiante.

Los personajes interactúan a través del mismo. El diálogo que está impreso en el guión empieza a ser parte de la cultura del escolar. Se enriquece su vocabulario, utiliza la pausa, las entonaciones, adecúa la voz de acuerdo al contexto de la conversación o el estado anímico del personaje. Pronto el estudiante descubre que estos diálogos que  parecen una ficción corresponden a la realidad de su  cultura, de su comunidad.

El docente debe estar atento a las dudas que se generen y resolverlas de manera colectiva. Cada niño o niña dará un aporte importante hasta aclarar el término extraño que no se entiende o lo que quiere decir una frase de determinado personaje. Esto favorece el juicio crítico de los estudiantes y les va a proveer una mayor  seguridad en sus argumentos.

Lea el contenido original en la página web de la Editorial Magisterio.

 


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Luis Fernando Burgos
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