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¿Es posible prevenir la violencia sexual desde la educación artística?

A través de expresiones artísticas, Carmen Silvia Díaz ha construido una atmósfera de confianza en el aula para que sus estudiantes cuenten sus historias y vinculen lo estético con sus propias realidades.

Noviembre 22, 2019

Dentro de la educación artística se pretende abrir un espacio de expresión, de creatividad, de sensibilidad donde el estudiante logre transmitir sus sentimientos y disfrute de forma particular el mundo, y desde allí, encontrar una razón para vincular lo estético- artístico con sus propias realidades.

Por lo anterior, desde mi quehacer pedagógico en el aula, he tratado que mis clases de artes se conviertan en espacios en los cuales los estudiantes encuentren caminos para reconocer aquellas situaciones o eventos de la vida que los ha afectado profundamente en su desarrollo socio-emocional, sobre todo cuando han sido víctimas de abuso sexual, pues con la ocurrencia de estos eventos las verdaderas emociones no se exteriorizan,  lo cual conlleva a que el duelo se dificulte, generando sentimientos constantes de negación y culpa.

Así entonces, por medio del arte y la expresión, es posible dar el primer paso hacia procesos de catarsis y resiliencia, por ello, me he arriesgado a crear una atmósfera de confianza en el aula, para que nos cuenten sus historias a través de imágenes llenas de expresividad, y que en ocasiones sea yo quien escuche por primera vez de boca de algunos estudiantes que fueron o son abusados sexualmente. Un proceso que me lleva a disponer de todo mi saber artístico y pedagógico al servicio de la sanación, es como dice Aristóteles “El objetivo del arte no es representar la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior”.  

 

“Han abusado de mí toda la vida, de diferentes formas pero la que más me ha marcado ha sido la que fue sexual, todo fue sin mi permiso y no sabía a quién contarle, me siento vacía y hubiese deseado que nunca hubiese pasado…esta obra transmite lo que yo soy, mi vida entera”.

 

“De ese abuso se creó un ser indefenso, aunque yo sé que él no tenía la culpa, yo quería abortar y así lo hice, pues siento que eso no era fruto del amor y además yo soy homosexual, solo lo sabe mi pareja, y ahora usted profesora…mi obra se llamará Grito de dolor y última esperanza de vida”

 

“Esta obra refleja lo que ve, un completo monstruo, él es la persona que más odio en mi vida, la que ha hecho que mi vida sea como es, vacía, y no puedo decirlo a mi familia, pues es una persona que todos quieren y admiran y yo debo aparentar mis verdaderos sentimientos hacia él”.

El hecho de compartir con otros las historias difíciles de nuestras vidas y de escuchar los dramas y angustias que también nuestros compañeros llevan a cuestas permite inspirar sentimientos de empatía y de reconocimiento de la otredad. Una necesidad de aprendizaje que es importante atender desde la escuela, más aún, en la actual coyuntura de paz y posconflicto que vive nuestro país.    

Como docente, me doy cuenta que esta es una manera de atender y restaurar la dimensión socio afectiva de la siguiente generación, a través del saber pedagógico. Por ello, más allá de identificar los posibles casos de abuso o violencia sexual, se trata de canalizarlos de forma adecuada, de manera que no se caiga en la revictimización.  Para esto, me he apoyado constantemente en el equipo de orientación de mi institución, el Colegio Gerardo Paredes IED, pues junto a ellos hemos conseguido poner en funcionamiento rutas de atención, tanto internas como intersectoriales, para tener una intervención adecuada de la situación y así restablecer los Derechos Humanos Sexuales y Reproductivos que les fueron vulnerados

He tomado el riesgo de escucharlos más, de involucrarme más y, aunque exista a nivel general un temor al conocimiento de sus historias por miedo al compromiso que esto genera, siento que debe ser la escuela un territorio para transformar paradigmas y el maestro un actor principal para guiar procesos de formación y restablecimiento de derechos, especialmente aquellos que atentan contra el propio cuerpo.

 


 

Imagenes suminstradas por Carmen Silvia

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Licenciada en Artes Plásticas de la Universidad de La Sabana. Especialista en Educación y Tecnología de la Universidad Los Libertadores.
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Martial Heriberto Rosado Acosta
Gran Maestro Premio Compartir 2004
Sembré una semilla en la tierra de cada estudiante para que florecieran los frutos del trabajo campesino en el campo que los vio nacer