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Pedagogías para la paz, la memoria y la reconciliación desde Sumapaz. II parte
Estas experiencias son una muestra de lo que los maestros hacen para que la niñez recorra el camino de la sabiduría y reconozca su identidad en la fragilidad de la historia de ese imponente páramo.
Mi granjita del saber (profesora Leidy Garzón)
Este proyecto [1] permitió articular los campos de pensamiento a través de un proyecto que gira en torno al área transversal de las ciencias agropecuarias, por lo tanto, desarrolla las capacidades de los niños en todos los ámbitos. Por ejemplo, en el campo lógico-matemático se llevan registros de la producción y se hacen gráficas para verificar la modificación de la misma, de igual manera, en el campo de la comunicación, se lleva un registro a través de un diario de campo, allí se registran los avances de la producción de la granjita y sus transformaciones. Los productos elaborados en la granjita se comercializan, y las ganancias se usan para el beneficio de los niños y niñas. Para el control de estos recursos los estudiantes se organizaron en una asociación — tienen presidente, contador y todos los cargos necesarios, ellos son los encargados de llevar cuentas y organizar su trabajo—. Esta actividad desarrolla en ellos las habilidades propias del pensamiento social y de la participación política.
Producción animal y transformación de alimento, como fuente de conocimiento (profesores Belisario Baquero y John Jairo Gutiérrez)
La experiencia [2] se basa en la premisa de la generación de conocimiento a partir de la realización de procesos productivos, el proyecto se desarrolla desde el área de agropecuarias y tiene cuatro ejes: agrícola, pecuario, agroindustrial y ambiental. Las catorce sedes del colegio tienen diferentes condiciones ambientales, por lo tanto, fue necesario adecuar la producción a los factores de cada una de las sedes. En la sede La Unión, el trabajo está centrado en la producción y transformación de lácteos y cárnicos; mientras, en las sedes Erasmo Valencia y Tunal Alto, los productos se hacen a partir de plantas medicinales. La importancia que los docentes resaltan de este proceso formativo es que, al educar en torno a la producción y transformación del alimento, se acerca a los estudiantes a un aprendizaje significativo y reflexivo de lo que implica el alimento en todos los sentidos: “la paz empieza cuando las personas tienen alimento”.
Construyendo una cultura de paz desde la escuela (profesora Myriam Lucila Prada)
Esta experiencia hace parte de un eje transversal en la institución y es resultado del proceso desarrollado por Secretaría de Educación a través del Proyecto de Educación en Ciudadanía y Convivencia (PECC). El trabajo con los estudiantes se desarrolla a través de la llamada RAP (reflexión-acción-participación), el diálogo y la reconstrucción de saberes. Esto basado en cuatro principios: la construcción de relaciones de poder horizontales, partir de las necesidades y potencialidades de la comunidad educativa, reconocer la complejidad de la realidad de la escuela y trascender la escuela como espacio de aprendizaje.
La intención principal de esta iniciativa es realizar un proceso formativo con los estudiantes, en donde ellos aprendan que son sujetos y garantes de derechos. Esto para potenciar las capacidades ciudadanas de los estudiantes (identidad, dignidad y derechos, deberes y respeto por los derechos de los y las demás, sentido de la vida, el cuerpo y la naturaleza, sensibilidad y manejo emocional, y participación). Adicionalmente, se da prelación a los aprendizajes contextuales, por lo tanto, se parte de la realidad como principal fuente de conocimiento: “los estudiantes conocen su contexto y a partir de allí generan sus aprendizajes”.
Este artículo hace parte del estudio ‘Sumapaz: territorio pedagógico para la memoria y la reconciliación’ realizado por el IDEP.
Descargue el estudio completo aquí.
La reproducción de este contenido se realiza con autorización del IDEP.
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