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Pisa y los modelos de evaluación docente

Shanghái, Singapur, Hong Kong y Japón, encabezan los mejores puntajes del último informe de resultados Pisa, ¿Cómo evalúan estos países a sus docentes?

Diciembre 20, 2016

Obligatoria, anual y estandarizada son algunas de las características que comparten los programas de evaluación docente de los países que ostentan los más altos puntajes en las pruebas internacionales de calidad de la educación Pisa.

Estos programas de evaluación fijan responsables desde el nivel  central que se encargan de formular criterios generales a nivel nacional que luego se detallan a nivel local y se aplican en cada escuela; es decir, el responsable final de la evaluación es la Institución Educativa con la participación activa de funcionarios del Ministerio de Educación para darle objetividad al proceso.

Ahora, las mediciones no sólo se centran en las habilidades y capacidades del docente sino también en aspectos valorativos y de integridad profesional;  e incluyen una autoevaluación, la valoración por parte de sus colegas, alumnos y padres, y tienen en cuenta también los premios que el docente haya podido recibir, las iniciativas pedagógicas que el maestro pone en marcha, las contribuciones a sus colegas y su relación con los padres de los alumnos y con las organizaciones comunitarias y los resultados académicos de sus estudiantes.

Obligatoria, anual y estandarizada son algunas de las características que comparten los programas de evaluación docente de los países que ostentan los más altos puntajes en las pruebas internacionales de calidad de la educación Pisa.

Asimismo la planeación es un asunto fundamental, por esta razón la evaluación comienza al inicio del año escolar cuando cada maestro debe trazar su propio plan y metas para el curso a cargo, el cual es revisado por el rector o coordinador en tres momentos del año.

En Japón por ejemplo, cada maestro establece sus objetivos junto con el rector y coordinador al principio del año, y al finalizar el curso se evalúa hasta qué punto los ha alcanzado.

Durante el año los maestros no están solos, las lecciones son supervisadas por grupos de profesores e investigadores quienes analizan cómo planificó, qué objetivos logró, qué dificultades tuvo y en qué se requiere mejorar. De esta manera la retroalimentación que recibe el maestro es metódica y conduce a la mejora permanente de su desempeño en el aula con miras a que tenga éxito en su labor.

En contraste Finlandia, un país que también se destaca por contar con un sistema educativo de altísima calidad, no cuenta con un programa de evaluación docente definido a nivel nacional ni tiene la formalidad, ni los planes de mejoramiento de los países asiáticos.

A pesar de que Finlandia ha perdido posiciones en las últimas mediciones sigue siendo un importante referente educativo a nivel mundial y en esa medida interesa conocer cómo evalúa la calidad de sus docentes.

La institución educativa cuenta con total autonomía para adelantar la evaluación de los docentes; está cimentada en la confianza entre el rector y el maestro y se desarrolla a través de una conversación entre ambos sobre aspectos diversos entre los cuales puede estar la calidad de la enseñanza en el aula para identificar aquellos aspectos a mejorar, o sencillamente ofrecer una crítica constructiva para que avancen en su carrera.

Lo que quizás más llama la atención es que hay frecuentes rendiciones de cuentas entre el maestro y los padres de familia para monitorear todos los aspectos de la vida escolar; el aprendizaje se constituye en una responsabilidad colectiva de la cual el maestro es el eje de la acción, pero es el control social el motor de esta forma de evaluación.

En Colombia se introdujo la evaluación a los docentes a partir de un nuevo estatuto (decreto 1278 de 2002) y son los únicos que pueden ser evaluados anualmente en su desempeño por el rector o coordinador.

No cabe duda que esta nueva reglamentación representa un avance para el país pero también es claro que el ideal descrito en la ley dista mucho de lo que en realidad se está haciendo; en términos generales no está sirviendo para mejorar su labor ni para alinear la formación en servicio que redunde en mejores aprendizajes de los estudiantes.

Para que un modelo de evaluación funcione, los expertos recomiendan que debe cumplir con las siguientes características: medir de manera precisa el desempeño del docente en el aula, convertir sus resultados en herramienta de aprendizaje para el docente y para alinear los programas de formación en servicio de la política pública.

 

Fuente: Tras la excelencia docente 

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Licenciada en Educación, Magíster en Investigación Educativa
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