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Coronavirus: ¿Crisis u oportunidad para el cambio?

Un virus diminuto que  ha puesto a pensar al mundo entero, una amenaza para la vida que nos obliga a modificar acciones y comportamientos.

Marzo 21, 2020

Estamos viviendo momentos difíciles, pero más allá de la infodemia (desinformación, alarma y generalizada) el llamado es a entender algunos mensajes que nos está dando la tierra; cansada, contaminada, superpoblada y con altibajos muy serios en su condición climática. En este último sentido, los incendios forestales, el calentamiento global y la misma extinción de especies por estas causas, vienen dejando en la historia de la tierra graves heridas  para la vida en todas sus formas.

No estamos solos y no queremos estarlo, es precisamente parte de una reflexión que nos dice que somos seres interdependientes, así como los seres humanos viajan y son ciudadanos del mundo, los virus y las bacterias también lo hacen, estos no tienen visa, ni pasaporte, mucho menos distinción política o religiosa, se excluyen de clases sociales, porque hacen parte de un hábitat vivo y circulante.

Esta emergencia que en la actualidad estamos viviendo a causa del Coronavirus (COVID-19) no es un hecho aislado de las anteriores consideraciones, porque se pone en riesgo la vida bajo una consecuencia real. Con algunas prácticas que definitivamente hay  que cambiar:  el desorden en hábitos de higiene, en el  mal manejo de basuras, en el respeto por el aire y en el hacinamiento que el mismo desarrollo ha obligado en las megaciudades del mundo. Éstas últimas son precisamente las primeras que entran a colapsar en estas crisis.   

El mundo está en alerta total, y como no hacerlo cuando las cifras de contagio y muertes aumentan a cada hora, a cada minuto. Estamos comprendiendo que la defensa de la vida y la protección de los demás es un asunto de todos; los gobiernos, las escuelas, los hospitales, los medios de comunicación y la sociedad civil tenemos un llamado y es precisamente a la unidad por la defensa, y la prevención del contagio y  misma aceleración de crecimiento del coronavirus en el planeta.

La tierra reclama reposo, el mismo tiempo de descanso que los campesinos en sus momentos le daban a sus parcelas, hoy los químicos y la producción en serie no tienen en cuenta esta importancia, de la rotación de cultivos y los tiempos de la tierra. El  aire espeso que ya no permite ver la luz a plenitud y mucho menos las estrellas, las máscaras en los rostros que terminan siendo símbolo de un planeta contaminado (aquellas que sólo mirábamos en las películas de ficción). Estas y muchas otras señales son el reflejo de lo que nos toca a todos, a su vez, de las medidas que de manera necesaria  hay que hacer por la vida actual y futura.

El coronavirus es la punta del iceberg, para decirle al mundo que el hambre, el sida, el cáncer, el abandono de los hijos y las guerras, son tan crueles como el momento actual que estamos atravesando. No estamos acostumbrados a pensar sobre lo que nos pasa, porque se vive en una carrera desaforada y acelerada, en ocasiones, sin saber para dónde vamos.  
En este sentido, el aislamiento, el compartir con la familia, el valorar el aire y el agua, son algunos de los aspectos positivos que nos puede dar la crisis, no todo es malo. Hay que reflexionar sobre el aprendizaje que nos trae esta coyuntura ambiental y de salud.

(Lea: Coronavirus: Estas son las medidas que se tomarán en colegios públicos)

Creemos que mi nicho, casa o apartamento donde vivo es simplemente una morada que está lejos de los problemas de otros lugares o continentes, hoy reconocemos que la interdependencia está más cerca de lo que creemos.

China está al otro lado del mundo, pero más cerca de lo que creemos y si no observemos a nuestro alrededor de  lo que está pasando. Parecía simplemente una metáfora, la frase que nos decía que el aleteo de la mariposa al otro lado del mundo, nos afectaría a nosotros también, hoy es una realidad y no es simplemente un parafraseo para relacionar los virus, es una condición de coexistencia que nos toca a todos.  

El mundo está en nuestras  manos y no es una frase de cajón, es una premisa que nos invita al cuidado responsable de la vida. Desde esta perspectiva, una pausa en la existencia, en el consumo equitativo, en el valor de la reutilización de las cosas, son y serán parte del cambio en los estilos de vida que el desarrollismo no ha impuesto. Hoy estamos llamados a hacer un giro en las formas de comportarnos, actuar de manera responsable no sólo con nosotros mismo si no con la única raza existente, la raza humana.

Una canción que nos lleva a la reflexión, es precisamente la composición del músico - periodista español Carlos Toro Montoro y que se popularizó con el grupo “Duo Dinámico”. Una adaptación que se realizó en un Lipdub del CEADAC, en el año 2011. Hoy se hace vigente su mensaje, bajo una mirada esperanzadora para la situación que se vive en el mundo entero. Pese a la soledad de las calles, a los miedos que invaden al ser humano, a la fuerza de los vientos, ¡resistiremos!; como el gran árbol que se hace flexible, para pensar y aprender a ver y valorar el mundo de una manera diferente.

 


*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Maestro Ilustre del Premio Compartir 2017.
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Fabián Moisés Padilla De la Cerda
Gran Maestro Premio Compartir 2016
Logré que el aprendizaje del inglés se convirtiera en una alternativa para la construcción de un proyecto de vida y el mejor aprovechamiento del tiempo libre