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Diferentes visiones desde la educación para transformar socialmente

La escuela tradicional quedó atrás, se debe ajustar la forma de enseñar, con la atención centrada en el educando.

Julio 4, 2017

“Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él".

Kant, Emmanuel

La educación de hoy tiene una gran necesidad y compromiso, y es la de propiciar desde las escuelas procesos de transformación social. Es así como desde las alternativas educativas y pedagógicas se busca desarrollar competencias y generar una formación integral que apunte a que los ciudadanos hagan cambios sociales como respuesta a las nuevas demandas que se están dando por la globalización. Para abordar este nuevo reto, es imperioso conocer la visión que tienen distintos pedagogos reconocidos a nivel nacional e internacional, que aportan propuestas y estrategias enmarcadas en replantear las concepciones que se tienen de la educación. Es por ello,  que se trae a colación la perspectiva de cinco grandes pedagogos, así:

Giovanni Ianfrancesco (2003) plantea que los fundamentos educativos, los lineamientos curriculares, los roles que desempeñan cada uno de los actores educativos y los estándares de calidad, se conciban con una visión de cambio,  que él llama escuela transformadora. Su propuesta enfatiza en actualizar los fundamentos educativos, hacer un reajuste de los estándares de calidad y de los roles de los actores educativos, donde el educando sea un sujeto constructor de aprendizajes significativos y el educador actúe como mediador, facilitador del aprendizaje y promotor del desarrollo humano. Para el logro de estos propósitos, la escuela transformadora debe estar inspirada en lo filosófico – antropológico, psicológico – cognitivo, sociológico, epistemológico, científico – tecnológico y pedagógico.

Esta educación transformadora, se basa en organizar el Proyecto educativo institucional (PEI), los espacios, escenarios, programas, procesos, proyectos y  un modelo pedagógico holístico que desarrolle en el educando,  las dimensiones: antropológica, axiológica, ético – moral, formativa,  bio – psico – social, espiritual, cognitiva, estética,  científica, epistemológica, metodológica, tecnológica,  sociológica, interactiva y ecológica.

En coherencia con lo anterior, se espera formar al ser, desde el saber, para el saber hacer, donde la persona esté preparada para  dar respuestas novedosas a las condiciones que se presenten en el día a día; que sean agentes de cambio, promotores de progreso y es allí donde el papel del docente es fundamental, porque es él quien se debe comprometer a ser un líder transformacional, que participa activamente en el ajuste del PEI,  para responder a las necesidades de innovación educativa y pedagógica  y esté abierto a desarrollar sus dimensiones:

  • Investigativa: para describir, delimitar, definir, plantear, formular y caracterizar los problemas a los cuales deben darse solución con la formación integral de los educandos.
  • Pedagógica: para inspirar la acción educativa al interior de la institución y crear el estilo educativo particular a través del cual se formarán integralmente los educandos.
  • Didáctica: investigando sobre las mejores formas de realizar el trabajo en el aula en las distintas áreas del conocimiento, en las diferentes disciplinas y asignaturas.
  • Curricular: Contextualizando los programas, definiendo los enfoques, formulando los objetivos formativos y académicos, caracterizando los perfiles y estructurando el plan de estudios.
  • Administrativa: velando por el cumplimiento del direccionamiento estratégico en la institución, participando activamente en él.
  • Evaluativa: aplicando de forma clara los criterios, procesos, formas, instrumentos y formatos para recoger, procesa, analizar y divulgar la información.

Es desde toda esta conceptualización, que el autor afirma que se necesitan escuelas transformadoras, con un modelo pedagógico holístico, la cual tiene una misión “formar al ser humano, en la madurez de sus procesos, para que construya el conocimiento y transforme su realidad socio – cultural, resolviendo problemas desde la innovación educativa” (Ianfrancesco, 2003)

Por otro lado, Teodoro Pérez Pérez manifiesta que para vivenciar los procesos de transformación social, se requiere de un compromiso personal y profundo de la Institución y del docente. Se inspira en las frases  de Paulo Freire “La Educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo".  ” y de John Ruskin (1819-1900) “Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía” . 

Afirma la crucial importancia del ambiente escolar en la formación del cambio social y de una cultura de paz. Es desde el  clima escolar que se propicia la calidad en la educación, la cual impacta a los agentes involucrados en el acto educativo: en los educandos,  al incrementarse la motivación por aprender y la autoconfianza, mejorando sustancialmente la convivencia escolar; en los docentes, al innovar y ser diseñadores de ambientes de aprendizaje, que consoliden su liderazgo y respeto ante los educandos, propiciando una cultura democrática y una obtención de mayores desarrollos profesionales y personales. 

Es así que  la educación de la calidad,  es vista como aquella que cumple a cabalidad los fines de la educación: aprender a ser (cuando se desarrollan criterios y son autónomos), aprender a vivir juntos, aprender a conocer (desarrollar capacidades para encontrar conocimiento), aprender a hacer y aprender a emprender y transformar y es desde la escuela se construye cultura ciudadana y cultura de paz. En este sentido, la educación debe  cumplir un papel clave en la transformación cultural, que haga posible una convivencia pacífica y armónica, centrado en la confianza social. No hay que desconocer que somos seres sociales y por ende cambiamos con la interacción, lo importante es que este proceso se dé a través de una comunicación efectiva.

Para que el ambiente escolar inspire una construcción de paz, se debe trabajar por el desarrollo humano y social, donde las personas tengan la capacidad de atender las diferencias a través del dialogo, lo sustenta Johan Galtung, al decir que la paz debe ser entendida como la relación social centrada en el ejercicio de los derechos humanos. Aprender a convivir pacíficamente es todo un reto, y generar una conciencia de cultura de paz, depende de cada persona, como lo dice  la Unesco, (1945), “Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”, por eso es imprescindible que se cambien las prácticas educativas que permitan la construcción de climas escolares y de aula incluyentes, acogedores, respetuosas y participativas y la sugerencia es que el docente se pregunte ¿estoy siendo capacitador o formador?.

Si se desea  obtener resultados diferentes, hay que cambiar prácticas, no se puede seguir haciendo lo mismo, para ello el docente debe estar actualizado (saber disciplinar), hacer una autoevaluación en cuanto al saber pedagógico y didáctico (me observo en mis prácticas de aula), ser respetuoso  e incluyente (reconozco la pluralidad), promover la convivencia armónica (genero acuerdos), gestionar las propias emociones para actuar con empatía y autorregularse para cumplir con las reglas y compromisos.

Desde la perspectiva de Julián de Zubiría, se hace necesario que para conquistar la paz, haya una educación pública robusta.  Para iniciar este proceso, como docentes, antes de hacer los ajustes a los fundamentos educativos y lineamientos curriculares, debemos dar respuesta a los siguientes interrogantes:

  1. ¿A qué deben ir los niños a la escuela?
  2. ¿Cambian los estudiantes sus estructuras profundas para pensar, sentir o actuar después de su tránsito por la escuela?
  3. ¿Qué entiende y qué no entiende un estudiante cuando está sentado en un salón de clases?
  4. ¿Por qué son tan bajos los niveles de interés de los estudiantes a medida que asciende en el sistema educativo?
  5. ¿Quién resuelve actualmente mejor los problemas, los que van a la escuela o los que no?

Con estos cuestionamientos y el análisis reflexivo que se dé, hay algo inmodificable y es la necesidad de un cambio de paradigma en la educación. No hay que olvidar que el papel esencial en la actualidad de los procesos formativos es desarrollar competencias de carácter integral y esto  se puede dar  trabajando las competencias transversales.

Hoy existe una gran oportunidad  en Colombia y es la de  consolidar la educación pública, la democracia y la paz. Una propuesta para ello es:

  1. Fortalecer las universidades regionales crear nuevas, con  rigurosos procesos de selección de docentes. Así se lograrán nuevos polos de desarrollo regional y se garantiza  que los jóvenes formados en ellas retornen a sus lugares de origen para impulsar y liderar procesos de desarrollo regional.
  2. Que exista  el apoyo a las universidades públicas y privadas de forma equilibrada.  Esto se puede dar trasladando a los nuevos “pilos” a las universidades públicas,  garantizando así un impulso a la educación superior mediante el giro del valor real de las matrículas por parte del Estado.

La otra oportunidad es la de fomentar las manifestaciones de afecto, que tanto se han perdido, además se debe promover el perdón y la reconciliación, ya está bueno de tanta guerra y conflicto, se debe aprovechar la visita del Papa para que seamos parte de la construcción de una cultura de paz, de transformación social y para ello se hace una invitación, que el 30 de  agosto de 2017, realicemos actividades extracurriculares  desde las diferentes instituciones educativas, que trabajen estos aspectos, es un inicio y sigamos desarrollándolas, porque es a partir de la educación que lograremos grandes cambios.

Para comprender la educación de calidad más allá del rendimiento escolar, Abraham Magendzo, es un pedagogo que plantea una  propuesta enfocada en generar controversia en el aula, para desarrollar procesos de transformación. Se sustenta en Aguerrondo (2005), quien afirma que la educación de calidad debe tener una postura integral y crítica, que desafortunadamente tiene hoy una gran falencia y es la de relacionar el  termino calidad, exclusivamente con rendimiento.

Es de anotar que la calidad no es exclusiva del rendimiento, esto ha llevado a una gran carencia y es que actualmente somos incapaces de formar ciudadanos que se comporten adecuadamente, porque tienen un rol pasivo y de escucha y lo que se requiere, de acuerdo a Magendzo, es que se den los espacios en que los estudiantes adquieran protagonismo. A través de los temas controversiales, se pretenden formar ciudadanos que sean capaces de intercambiar dialógicamente argumentos opuestos fundados en diferente interpretación de hechos y situaciones.

Con la anterior estrategia y teniendo en cuenta el entorno controversial en que se vive hoy, se deben acostumbrar a aceptar y asumir que la vida social es en sí misma controversial y, por lo tanto, tienen que aprender a asumir los valores y riesgos que esto implica. Esto conlleva a  un cambio de visión de la educación tradicional, en el que el papel del docente es controlador y solo estimula la repetición, a una postura,  donde se desarrollen habilidades de razonamiento, que capacitan para justificar opiniones y acciones, hacer deducciones, usar lenguaje apropiado para explicar sus puntos de vista, y tomar decisiones. Así mismo las habilidades para investigar, donde se hacen preguntas relevantes, planificación del qué hacer y cómo investigar, buscar soluciones y generar conclusiones; también las habilidades de pensamiento creativo, que amplían ideas, sugieren posibles hipótesis, para usar la imaginación y la búsqueda de resultados alternativos;  y por último las habilidades de evaluación que capacitan a los educandos para evaluar lo que leen, oyen y hacen, para aprender a juzgar el valor de su propio trabajo o ideas y el de los otros. (Oxfam, 2006). Es así que desde los temas controversiales, se enriquece la calidad  educativa, debido a que se crean oportunidades para los educandos, al construir una comprensión más amplia y profunda de sí mismos y de los demás; de su mundo.

Otra postura sobre la educación es la que presenta Francisco Cajiao, con la reinvención de la escuela. Hace una breve introducción desde la paleontología, haciendo la pregunta de ¿Por qué los Dinosaurios no sobrevivieron?, y la respuesta es porque el mundo cambió y los dinosaurios no.  Esto da pie para replantear la educación y los procesos de práctica educativa, no debemos ser dinosaurios.

Existe una premisa y es que hoy no sabemos bien comunicarnos con nuestros estudiantes,  nos encontramos en dos dimensiones  distintas, muchas veces existe la idea que ellos no están aprendiendo, pero esto es  errado, ellos si aprenden la pregunta es ¿Qué es lo que aprenden?.  La propuesta de  Cajiao ante esta disyuntiva es que la escuela debería servir para aprender, actuar, pensar y expresar, uno no va a la escuela a memorizar cosas.

Es de anotar que aprender no es lo mismo que enseñar, el aprendizaje es el resultado de una relación con el mundo, por eso es que debe quedar claro que los niños aprenden, pero no necesariamente lo que queremos enseñar. El aprendizaje es mucho más que información, se aprende lo que es útil, siempre se aprende lo que se necesita para sobrevivir y el docente no tiene la capacidad de saber cuál es el conocimiento que el estudiante tiene, por eso es indispensable que se reconstruya la identidad, y esto se logra cuando estamos en capacidad de dar  sentido a la vida.

En ese orden de ideas, el pensar es mucho más que aprender, implica encontrarnos con nosotros mismos y saber quiénes somos y que queremos; el expresar, es la posibilidad de compartir significados con el otro, es la base que permite hacer comunidad; y el actuar, es la acción o el camino para aprender. Se fundamenta en Celestin Freinet, desde la escuela moderna quien comprendió que el trabajo era el camino para la mejor educación, transformar la realidad y darle sentido. Desde esta perspectiva la educación colombiana debe estar enfocada en fortalecer la identidad y esto se logra  con desarrollando el pensamiento lingüístico, matemático, científico e histórico.

Se concluye entonces desde cada una de estas visiones, que debemos ser agentes de cambio social, renovando la espiritualidad, la fe y el amor, para lograr una cultura de paz.  La escuela tradicional quedó atrás, se debe ajustar la forma de enseñar, con la atención centrada en el educando. Se requiere hoy de una formación holística e integral, porque es desde la educación que se puede lograr transformar socialmente.

Referencia

Cajiao, F. (2017). La educación, la formación y la pedagogía hoy. Conferencia, Encuentro pedagógico internacional Secretaría de Educación Distrital, Barranquilla.

de Zubiría, J. (2017). ¿A qué deberían ir los niños a la escuela? Conferencia, Encuentro pedagógico internacional Secretaría de Educación Distrital, Barranquilla.

Iafrancesco V.,G. (2003). Nuevos fundamentos para la transformación curricular. A propósito de los estándares. Serie Escuela Transformadora, Libro 4, Editorial Magisterio, Bogotá, Colombia.

Magendzo, A. (2017). Comprendiendo la educación de calidad más allá del rendimiento escolar: Incursionando en una visión integral y crítica que considera a la formación ciudadadana. Conferencia, Encuentro pedagógico internacional Secretaría de Educación Distrital, Barranquilla.

Pérez Pérez, T. (2017). El ambiente escolar y la construcción de cultura de paz. Conferencia, Encuentro pedagógico internacional Secretaría de Educación Distrital, Barranquilla.

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Ingeniera de sistemas, especialista en gerencia del talento humano, especialista en estudios pedagógicos y maestrante en educación.
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Luis Fernando Burgos
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