Un concepto que nos ha permitido comprender numerosos fenómenos no solo en el dominio de la didáctica de la matemática sino también en otras disciplinas, donde ha sido “exportado”.
Si alguna vez nos pusiéramos de acuerdo sobre lo fundamental, nos sucedería lo que pregonaba Mafalda: que cuando finalmente nos supimos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas.
Desarrollé una fórmula química que permitió a los alumnos combinar los elementos claves para fundir la ciencia con su vida cotidiana sin confundir los enlaces para su futuro.
Una escuela coherente permite que su plan de estudios emerja de la realidad, problematiza y plantea alternativas ajustadas a los objetivos de desarrollo sustentable.
Necesitamos tiempos para planear, pensar y soñar la escuela, con menos asignaturas, más interdisciplinariedad y con proyectos enraizados en la realidad de las comunidades.