Los propósitos de la educación son más complejos en la actualidad; por lo tanto, la forma en que se educan los niños y jóvenes y, de paso, los maestros, debe cambiar.
Abordar la convivencia en la escuela exige un riesgo creativo holístico en donde es necesario identificar el papel de la cultura, ética, democracia y manuales de convivencia, entre otros.
Siendo docente de biología, me tocó debutar como catedrático de educación sexual y no se hicieron esperar las preguntas de los alumnos, que aunque malintencionadas a veces, son el verdadero crisol donde nos hemos forjado los discípulos de Rousseau y Montessori.
El asunto va más allá de las exigencias jurídicas planteadas por la Ley 1620 de 2013 que creó el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y el Decreto 1965 del mismo año.
Un recordatorio para la comunidad educativa sobre el proyecto ecológico que se ha dejado a un lado y que además, no se ha potenciado como se debería hacerlo.
Hechos coyunturales ocurridos en el 2016 comprobaron la importancia de la Escuela como espacio de construcción de saberes que hicieran posible el ingreso de Colombia a la modernidad.